martes, 10 de febrero de 2015

EL ESPÍRITU OLÍMPICO

El espíritu olímpico debe orientarse a revalorizar el deporte como valor en sí. El deporte exige la competición como su elemento vital de superación. La superación personal en el esfuerzo por conseguir una meta representa lo mejor del legado olímpico.


      Lo más importante del influjo del espíritu olímpico sobre la sociedad debe ser la difusión de la bondad del deporte como forma de desarrollo de un buen paquete de virtudes humanas. Inculcar ese espíritu en la sociedad está mucho más relacionado con la idea de participación que de la de victoria. 


                                                             

     La noción del espíritu olímpico corre pareja en los últimos años al juego limpio. La plaga del doping en el deporte profesional por los enormes intereses que se ponen en juego ha contagiado el deporte olímpico cuando éste ha optado por el espectáculo y el negocio.

     El deporte no es un fin en la vida sino un medio para favorecer el bienestar de la persona en la dura tarea de realizar sus objetivos.